jueves, 7 de enero de 2010

La Medicina en Cuba





Según la machacona propaganda castrista que aparece en todos los documentos oficiales, discursos, conferencias, etc., como una auténtica letanía, el sistema sanitario es “público, gratuito y autodirigido”. Hasta tal punto está engañado el pueblo, que si se le dice a un cubano que en España también el sistema sanitario es público y gratuito, se echa a reír porque dice que es mentira, ya que sólo Cuba tiene tal sistema en el mundo.

En realidad hay tres sistemas sanitarios. A saber: el que disfruta la “nomenklatura” del partido (algunos vienen a Europa a someterse a simples operaciones quirúrgicas), el que atiende a los turistas con dólares (“la moneda enemiga”) y el que sufre el pueblo llano.

El sistema no es público, porque el pueblo sólo tiene acceso a una parte del citado sistema. Tampoco es gratuito porque desde 1.962, el trabajador cubano es gravado con un impuesto que se destinaba a la salubridad y a las medicinas, que hoy prácticamente no existen y que siempre se han cobrado. Tampoco es autodirigido porque, como en todo país comunista, todas las actividades (cultura, ciencia, técnica, deporte, etc) se encuentran mangoneados por el partido. Se encubren, se manipulan o desaparecen los resultados de los trabajos sanitarios. Ejemplo: los datos estadísticos que indican las causas de muerte, omiten que cada año se suicidan más personas que los que cayeron durante los 11 años de las guerras castristas en Africa. Otro ejemplo: por cada niño que nace, se produce un aborto, al que se considera “estadísticamente” una “regulación menstrual”. Más ejemplos: se silencian las epidemias como la del dengue en 1,997. Si algún médico es tan valiente, osado y temerario como para informar por su cuenta a la población, o comentarlo con la prensa extranjera, automáticamente se le envía a la cárcel (a la zahúrda, diría yo), como ocurrió con el doctor D. Mendoza.

A los pacientes que se les considera conflictivos, se les discrimina en la administración de medicamentos: se les cambia el AZT por “interferón recombinante de fabricación nacional”, con innumerables efectos secundarios. Personal paramédico, en el sanatorio “Nazareno Viejo”, ha aplicado electroshock sin ninguna prescripción facultativa. En fin, se podría seguir y seguir. A pesar de todo esto, la tiranía comunista sigue engañando a millones de incautos haciendo creer que antes de 1,959 solamente los ricos podían disfrutar del sistema sanitario. Hagamos un poco de historia. Cuando el dictador Batista huyó de Cuba, el país tenía una población de 6,5 millones y tenía más del doble de profesionales de la medicina que el resto del Caribe. En 1.948 había 3.000 médicos y en 1.957 llegaban a 6.400. En aquel entonces había 36 clínicas y las plazas hospitalarias llegaban a 36.000. La tasa de mortalidad infantil era de 32/1.000, la más baja de Iberoamérica. Antes de Fidel Castro, el Ministerio de Salubridad, a través de hospitales y casas de socorro, atendía gratuitamente o por una pequeñísima cuota, a la población. En 1.958 existían en la isla Sociedades Mutualistas que por una cuota mensual de 2,7 dólares cubrían todas las necesidades desde el nacimiento hasta la muerte. Entre estas sociedades se encontraban “La Quinta Covadonga”, el “Sanatorio Hijas de Galicia”, la “Quinta Canaria”, “La Benéfica”, etc. que, como es sabido, fueron expropiadas por el régimen.

“El Máximo Líder” prometió hace poco que el gobierno iba a producir fármacos suficientes para atender al pueblo cubano. Sin embargo en las 40 farmacias que existen en la provincia de Santiago de Cuba, sólo se pueden adquirir hierbas. La salud de los cubanos está en manos de los dólares que envían los familiares en el exilio, de la iglesia, de las propinas de los turistas, de la caridad internacional, de las ciudades que se “hermanan”, etc. En la isla de los “brothers Castro” no hay antibióticos, ni analgésicos, ni reactivos, ni vitaminas . . . Sin embargo, en 1,980, en el perímetro de la Unidad Militar La Paloma, provincia de Matanzas, comenzó a funcionar “Quimonor”, que dedicó gran parte de sus recursos a fabricar compuestos tóxicos con fines bélicos, como el “tricothecen micótico”, utilizado por las tropas cubanas en la “liberación” de Angola.

También se experimentó con la propagación de la conjuntivitis y el dengue hemorrágico en el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí. Asimismo se hicieron experimentos en la Escuela de Medicina Girón con hepatitis viral y ántrax.

Recientemente la doctora Gloria Echevarría, profesora de Inmunología en la facultad de medicina de la Universidad de Venezuela y miembro de la Junta de Gobierno de la Sociedad Internacional del SIDA, ha declarado que Cuba es “una bomba de relojería” al detectarse casi todos los subtipos del virus VIH. Científicos que han participado en Bangkok en la XV Conferencia Internacional del SIDA, han explicado que “las cepas de VIH procedentes de Africa guardan relación con el despliegue de tropas cubanas en Angola”. Recordemos que la dictadura castrista ha convertido a Cuba en el paraíso del turismo sexual.

Otros destacados científicos, como Enrique Soto, jefe de Virología Molecular del Instituto Nacional de ciencias Médicas de México, así como Ivette Lorenzana de Rivera, microbióloga de la Universidad Nacional de Honduras, también manifiestan su preocupación destacando, además, que dudan “de la calidad de los medicamentos antirretrovirales que se producen en Cuba”. A pesar de todo esto, Fidel Castro sigue calificando a Cuba como “potencia médica” y seguro que hoy, 13 de Agosto de 2,004, los aduladores y admiradores del modelo referencial, felicitarán a Manguito en su 78 cumpleaños.

La perla con espinas


No es fácil para un país como España relacionarse con Cuba. Es demasiado intensa la carga emocional por el pasado reciente, para que esas relaciones tengan la distancia que deberían. La última del régimen castristas ha sido expulsar a un eurodiputado, el socialista Luis Yánez, un "pata negra" del socialismo español. Yáñez viene criticando al régimen cubano, o mejor dicho, viene señalando lo evidente: que en Cuba no hay libertad.

Hay quienes critican que el gobierno, y el ministro Moratinos en concreto, no haya adoptado medidas contundentes para responder a la afrenta de la expulsión. Yo no dejo de darle vueltas a qué es lo que realmente el gobierno puede hacer en una situación así y no se me ocurren más que medidas diplomáticas, que a la postre todo el mundo sabe que tampoco es que sirvan para más allá de mostrar enfado y malestar. Aunque coincido con quienes defienden que nuestro gobierno no puede permanecer impasible y tímido ante el comportamiento matonista del régimen cubano.

Por otra parte es evidente que no vamos a romper relaciones diplomáticas con Cuba, ni que tampoco el gobierno va a hacer nada que ponga en peligro el entramado comercial y empresarial español en la isla ni va a dar pasos atrás que suponga perder posiciones, me refiero a que España pierda posiciones, para cuando Fidel Castro muera y Cuba comience su propio camino hacia la democracia. Porque eso sucederá más pronto que tarde dada la edad de Fidel Castro, y ese día, por más que Raúl Castro intente reprimir con fuerza cualquier brote opositor no podrá evitar que el pueblo cubano recobre su libertad.

Pero sobre todo el régimen castrista de lo que se aprovecha es de saber que hagan lo que hagan España nunca va a ir más allá de la protesta diplomática. Los Castro vienen haciendo desaires y plantando cara a los distintos gobiernos de España, a todos, incluidos a los socialistas, y siempre les ha salido gratis y quizá sea hora de que no les salga tan gratis.

A Cuba le llaman la perla del Caribe y es una curiosa perla con espinas. Las espinas no son otras que el régimen terrible que sufren los cubanos: una dictadura feroz que será recordada como la peor de las pesadillas el día en que mueran los Castros.

Si, un día Fidel tuvo razón cuando bajo de Sierra Maestra para acabar con el régimen corrupto de Batista y de los gansters de Chicago. Por eso su pecado aún es mayor por haber matado la libertad y la esperanza convirtiendo a Cuba en un campo de concentración, porque eso es lo que es un país que no permite a sus ciudadanos irse cuando quieren.

Curiosamente Fidel y quienes lucharon por devolver la libertad a los cubanos se la terminaron arrebatando y pisoteando sus derechos y dignidad. Pero ya digo que el día en que Fidel muera no quedara nada.

Por Julia Navarro.